Cristo realiza la edificación
Mañana, 22 de junio de 2022
“Él edificará el templo de Jehová; y él llevará la gloria, y se sentará y gobernará en su trono; y será sacerdote sobre su trono, y consejo de paz habrá entre ambos.”—Zacarías 6:13
Cristo mismo es el constructor de su templo espiritual, y lo ha construido sobre los montes de su afecto inmutable, su gracia omnipotente y su veracidad infalible. Pero como fue en el templo de Salomón, así en este; los materiales necesitan preparación.
Están los “Cedros del Líbano”, pero no están enmarcados para el edificio; no están cortadas, ni moldeadas, ni convertidas en esas tablas de cedro, cuya fragante belleza alegrará los atrios de la casa del Señor en el Paraíso.
También están las piedras en bruto todavía en la cantera, deben ser talladas y escuadradas. Todo esto es obra del propio Cristo. Cada creyente individual está siendo preparado, pulido y alistado para su lugar en el templo; pero la propia mano de Cristo realiza la obra de preparación.
Las aflicciones no pueden santificar, a menos que él las use para este fin. Nuestras oraciones y esfuerzos no pueden prepararnos para el cielo, aparte de la mano de Jesús, quien modela correctamente nuestros corazones.
Al igual que en la construcción del templo de Salomón, “no se oía en la casa martillo, ni hacha, ni herramienta alguna de hierro”, porque todo se trajo perfectamente listo para el lugar exacto que debía ocupar, así sucede con el templo. que Jesús construye; la preparación se hace todo en la tierra.
Cuando lleguemos al cielo, no habrá allí santificación, ni cuadrarnos con la aflicción, ni planearnos con el sufrimiento. No, debemos hacer que nos encontremos aquí, todo lo que Cristo hará de antemano; y cuando lo haya hecho, seremos transportados por una mano amorosa a través de la corriente de la muerte, y llevados a la Jerusalén celestial, para permanecer como pilares eternos en el templo de nuestro Señor.
“Bajo su ojo y cuidado,
El edificio se levantará,
Majestuoso, fuerte y justo,
Y brillar sobre los cielos.”